miércoles, 27 de mayo de 2009

F.C. Barcelona, campeón de Europa


Se avistaba una batalla definitiva entre dos huestes poderosísimas. La inglesa, escudada sobretodo en su fuerza física y en su rocosidad, y la española, que basa su éxito en la astucia y en la velocidad de su juego.
Sonaron las cornetas que daban paso al momento más esperado del año, al encuentro final, ese partido que puede llevarte a la gloria o hundirte en el infierno. Fue un inicio inesperado para los que estamos hartos de ver fútbol ya que no hubo tanteo entre los dos equipos, cosa que suele ocurrir en los envites de este calibre.
Así, los ingleses apretaron a base de bien, sacando todas sus armas y usando sus puntos fuertes, yéndose arriba de manera rápida y sin contemplaciones, buscando dar un golpe que desconcertara al rival. Fueron diez minutos de miedo y de incomprensión porque casi nadie esperaba este principio.

Fue cuando, sin merecerlo, los azulgrana se pusieron por delante tras un zarpazo de su león más indomable. A partir de aquí, los diablos rojos, hoy de blanco, asumieron su rol más natural frente a un equipo netamente superior con el balón en los pies. El centro del campo empezó a funcionar y a tocar pero sin mucha profundidad; fueron momentos de control pero sin contundencia.

Llegó el alto al fuego, la tregua de rigor que siempre surge en las grandes guerras, y se volvieron a reunir los altos cargos para proponer un nuevo plan de ataque o defensa, según se mire.

Se reanudó la contienda pero el panorama apenas cambió. La infantería catalana continuaba campando a sus anchas allá por donde se sentía más a gusto, sin dar ninguna opción al rival. La desesperación se fue apoderando de los ingleses, que dieron muestras de su dureza con alguna entrada fuera de lugar.

Quedaban veinte minutos para el final y el Barça logró, ahora sí justamente, el segundo gol y la sentencia casi segura del partido. El Manchester se rindió y entregó cortésmente el sable a su rival, reconociendo su superioridad y dejando de intentar cualquier cosa porque cualquier cosa era inútil.

Tras una hora y media de lucha sin cuartel, se llegó al fin. El F. C. Barcelona ganó su tercera copa de Europa. El fútbol, esta vez sí, hizo justicia. Mucha justicia. Ganó el equipo que había sido mejor durante todo el año. La guinda a una fantástica temporada. El más que posible inicio de una gran historia.

1 comentario:

  1. I tant que s'ha fet justicia, mai havia gaudit tant veient aquest barça com aquest any al camp nou.

    ResponderEliminar