lunes, 21 de abril de 2014

100 quilómetros en BTT y 16 quilómetros de carrera a pie por la montaña

Tras muchos intentos fallidos de conseguir formar un grupo lo más numeroso posible de gente, el pasado viernes 18 de abril, logramos, por fin, cumplir uno de los retos típicos de cualquier aficionado a la bicicleta de montaña de la zona:  hacer la ruta Olot - Sant Feliu de Guíxols. 
Dicha ruta consta de unos 100 quilómetros, la mayoría de los cuales son en ligero descenso y sin ningún tipo de dificultad técnica. La totalidad del recorrido transcurre por carriles bici y vías verdes, los cuales son, en su mayoría de tierra y de una anchura considerable. 



A las 7 de la mañana subimos en coche hasta el punto de partida y sobre las 8:30 nos pusimos a rodar. La primera hora fue relativamente lenta debido a que la parte más dura está al principio, ya que los primeros 12 quilómetros son picando levemente hacia arriba, habiendo únicamente un par de rampas duras. A partir de aquí, todo bastante favorable, con muchos tramos llanos interminables. 



Sobre la bicicleta estuvimos 4h 30' aunque tuvimos un percance (un compañero rompió la cadena) que nos hizo estar parados una media hora, aproximadamente, hasta que logramos repararla. También hay que tener en cuenta que nos paramos a mitad de camino a desayunar, cosa que alargó levemente la hora de llegada a casa. 
Por la tarde, contrariamente a lo que pensaba antes de la ruta, no me encontraba muy cansado. Únicamente el típico cansancio de piernas pero nada más. Me alegré de no notarme fatigado puesto que el domingo tenía previsto participar en una marcha. 
El sábado me levanté con un poco de agujetas, cosa que también imaginaba. Con el fin de moverme y activarme un poco, me fui a nadar a la piscina. Hice el entreno corto de la semana y nadé 1.500 metros. Creo que nadar me ayudó a recuperarme y, a pesar de notarme pesadez de piernas, me activé bastante de cara al domingo. 
Podía elegir entre hacer la marcha de 7 o de 16 quilómetros y opté por hacer la larga. Tenía todo el tiempo del mundo y me pareció buena idea probarme en una carrera que supuse que me llevaría entre una hora y media y dos horas. Quería ver como me sentía y también quería correr por la montaña para entrenar subidas y bajadas porque no lo hago nunca y la mejor manera de hacerlo pensé que era apuntándome a una carrera. 



El cielo pintaba mal y las previsiones apuntaban posibilidad de lluvia durante todo el día. Chispeó y llovió a ratos y la verdad es que lo agradecí. Soy de inviernos y me muevo mejor con frío y lluvia antes que con sol.  
Los cuatro primeros quilómetros eran picando hacia arriba, con alguna subida importante. A partir del quilómetro 5, se separaban las dos marchas y justo en ese punto llegó una dificultad seria: una rampa interminable de 500 metros por un camino muy técnico (raíces, piedras, troncos y demás) y con una pendiente media de un 17%. Decidí dejar de correr y ponerme a caminar. 
La otra dificultad importante estaba sobre el octavo quilómetro: una rampa de piedra viva y resbaladiza, con una longitud de 300 metros y con un 24% de inclinación que también hice caminando. 
A partir de este punto, y durante unos tres quilómetros más, los caminos alternaban subidas y bajadas constantes en un rompepiernas considerable. 
Cabe destacar que la última parte de la marcha, entorno a 3 o 4 quilómetros, discurría por una zona que se incendió hace pocas semanas. Algunos pudimos ver el auténtico destrozo que hizo el fuego. Estuve oliendo a ceniza durante un buen rato y me llevé a casa un poco de ella en los calcetines y las zapatillas. También llegué con las manos negras a la meta puesto que en algún momento tuve que agarrarme a algún árbol abrasado para ayudarme a trazar las sinuosas curvas mientras bajaba. 
Lo cierto es que en prácticamente todo el recorrido mantuve un ritmo constante, excepto en dichas subidas, las cuales las hice caminando debido a su inclinación y a su dificultad técnica. En las bajadas me noté bien y pude acelerar bastante. 
Llegué a la meta y pregunté a un hombre que hora era ya que no llevé reloj. Las 9:35. Había tardado una hora y treinta y cinco minutos. Creo honestamente que lo hice bastante bien para ser mi primera carrera de montaña. 



Hoy, ya con piernas cansadas del trasiego de estos días, he hecho una salida en BTT muy suave. Han sido cerca de 45 quilómetros muy tranquilos bajo la lluvia. 

lunes, 7 de abril de 2014

XIII Duatló Ciutat de Vic

El pasado domingo 6 de abril asistí al primer duatlón de mi vida. Me había inscrito con mucha antelación para así no tener excusa y no echarme atrás. Tampoco había motivo para ello puesto que llevo mucho tiempo entrenando y alternando la bicicleta, el correr y el nadar. Sólo una lesión podía evitar mi debut. 
La prueba consistía en correr 7 quilómetros, ir en bicicleta de carretera durante otros 35 y acabar con 3 más de carrera a pie. 
El caso es que se dio la salida un poco más tarde de las 10:30 de la mañana con un total de 600 atletas participantes, todo un récord según la organización. La mayoría iban bien equipados. Zapatillas de nivel y de muchos euros, medias compresivas (¿Vale la pena usarlas para correr media hora?), bicicletas de alto copete, etc. Algunos comen justo antes de salir. Barritas, plátanos, geles... Otros se hinchan a beber agua. Mi experiencia con la comida previa no es muy buena, así que me salto ese paso. He desayunado 3 horas y media antes y me encuentro bien. 




Mi misión era bien simple: disfrutarlo al máximo, sin más. Sólo así podría acabar contento. 
Empecé bien, tranquilo. No llevé reloj así que no sabía a que ritmo iba ni a cual debía ir. Mejor: no quería agobiarme. Bastante tenía con escuchar pisadas, bocanadas de aire y los constantes pitidos de los relojes y GPS ajenos. Hacia la mitad del recorrido, y con el grupo ya muy estirado, me adelantó la primera de las chicas, quienes salían tres minutos más tarde. Buena zancada y buen ritmo. Igualito que el mío, vamos. Más o menos por ahí me entró flato. Y como la única manera que parece que me ayuda a olvidarme de él es yendo más despacio, decido aminorar el ritmo. Ahí empiezo a comerme la cabeza y me pregunto porque siempre aparece cuando estoy corriendo. Como ya sé que no va a irse hasta dentro de un par de horas, lo aguanto lo mejor que puedo, no me queda otro remedio. 




Me adelanta bastante gente pero no me preocupa porque lo tenía asumido. Veo el arco de meta y sé que el peor sector ya ha pasado. Estoy algo cansado, como también esperaba, pero también aliviado. 
Entro en la zona de boxes y aún tengo que seguir corriendo un buen trozo porque mi bicicleta es la última de todas y no es broma. Ahora me favorece porque voy con las zapatillas de correr pero luego será un problema con las zapatillas de bici. Ya sé que los buenos se las quitan en marcha, se las atan en marcha y bajan descalzo. Yo no llego a tanto, que le vamos a hacer. 
Cojo la bicicleta y voy pasando a varios corredores, incluso a varias chicas que me habían adelantado corriendo. Los 6 primeros quilómetros, que son en ligero ascenso, vienen acompañados por un puerto de unos 4 quilómetros. Me adelanta un pelotón de chicas justo cuando uno se cae y se hace polvo las rodillas. Voy a un ritmo constante y me noto algo cansado pero aguanto sabiendo que luego viene una bajada larga combinada con un llano de unos 7 quilómetros. Esta parte la hago realmente bien, superando a mucha gente. Lo siguiente es un puerto de 5 quilómetros de subida, sin dificultad técnica ni dureza excesiva pero que se hace duro debido a la fatiga que llevo. El flato sigue ahí, sólo faltaría. Lo que falta es en bajada y llano. Es aquí donde vuelvo a adelantar a bastante gente. Llegamos a los boxes un grupo de 6 unidades que hemos compartido los últimos 3 quilómetros en base a relevos dignos. Me bajo de la bici y el cuentaquilómetros dice que lo he hecho en 1h 15'. Me sale una velocidad media de 28kms/h: mejor de lo esperado.  




A patear con las zapatillas de ciclismo por los boxes. Hay bastantes bicicletas colgadas y veo a mucha gente que ya ha acabado. En hora y media ya lo tenían listo. Chapeau. 
Ya muy cansado, sé que sólo son 3 quilómetros a pie. Creo que mi ritmo es lento pero no estoy muy seguro porque ya no controlo mucho las piernas y no llevo reloj. Por delante mío veo escalonados a los 5 compañeros con los que había llegado en bici. Deben separarnos unos 100 metros. Salieron todos antes que yo del boxes, como esperaba, debido a mi ubicación. Creo que puedo dar algo más y acelero un poco. Ah, y sigo con el flato. Sin dejar ese ritmo, me motiva ver que consigo pasar a tres de ellos en pocos metros. Me junto al cuarto y adelantamos al que faltaba justo antes de llegar a la recta de meta, que es cuando consigo dejar atrás a mi último compañero de fatigas. 
Acabo cansado pero contento porque he disfrutado mucho, sobretodo en la bici. Por aquello de la curiosidad y no haber llevado reloj, miro los tiempos que he hecho corriendo. Sorpresón. Los primeros 7 quilómetros los hago en 31' 37" (a 4' 31" el quilómetro) y los últimos 3 los hago en 14' 06" (a 4' 42" el quilómetro). No son tiempos espectaculares, ni mucho menos, pero suponen mi récord personal y, unido a las buenas sensaciones que tuve, sin contar el flato, me producen una alegría tremenda y unas ganas enormes de seguir entrenando.