martes, 12 de mayo de 2009

Diario de un manresano ocasional (Capítulo 18)

Hoy es el último lunes de esta aventura. Los días sucesivos también serán los últimos y el viernes todo habrá llegado a su fin. Habrán sido cinco semanas diferentes a lo que había vivido en el último año y que merecen ser recordadas como algo nuevo.
Dicen que cuando algo está a punto de acabarse es cuando entonces empieza. No sólo lo digo yo, también lo dice la letra de alguna canción. Será por eso que esta mañana, mientras mi coche y yo comíamos niebla por la carretera, me han venido a la cabeza muchas cosas que se han terminado últimamente. Seguramente no quise nunca que se acabaran pero las circunstancias han sido las que han dictado sentencia. Yo no puedo mandar sobre nada ni sobre nadie y muchas veces ni tan siquiera sobre mí.
Las baterías del sol están bajo mínimos y parece que esté a punto de morirse. Apuro la botella de agua que acabo de comprarme. La misma habitación del mismo hostal durante más de un mes. El espacio y el tiempo. Entre cuatro paredes. Entre mi ser y tu estar. Tras tus pupilas.

Sant Vicenç de Castellet, 11 de mayo de 2009.

No hay comentarios:

Publicar un comentario