viernes, 8 de mayo de 2009

Diario de un manresano ocasional (Capítulo 17)

Siete horas de trabajo. Una hora y media hasta llegar a casa. Ciento cuarenta quilómetros justos. Dos peajes. Un sol de justicia. Cientos de coches. Dos días de vacaciones. Una semana para concluir este diario. Cinco días sin verte. Una vida por delante. Dos corazones implacables. Ochenta pulsaciones por minuto. Miles de sensaciones inenarrables. Una única mirada. Una magnífica sonrisa. Un sólo destino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario