El mes de febrero tiene 28 días porque así lo quiso el emperador romano Julio César. Unos dicen que fue por una reforma en el calendario, otros creen que es más un motivo religioso y yo pienso que es un capricho digno de alguien con pocos quehaceres en su vida. Sea como fuere, en febrero trabajamos menos días y, consecuentemente, cobramos antes. Lo raro es que cobremos lo mismo que el resto de mensualidades habiendo trabajado menos. Todo se andará...
Hoy he cobrado y soy un poco más feliz. Cobrar es una alegría fugaz pero al fin y al cabo es una pequeña felicidad, un aliciente volátil para sonreir durante un rato.
Pero lo interesante y lo que de verdad importa es continuar sonriendo cuando ese momento tan deseado haya pasado.
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