viernes, 13 de febrero de 2009

El banco donde no me senté nunca


Languidece el sol y con él se marchan los cinco primeros días de la semana. No hay nada más rápido que el tiempo. Es por eso que al invierno le queda poca historia, aunque no te lo creas.
Programas del corazón, jaulas de grillos, tertulias para ver quien dice la sandez más grande, dibujos animados, documentales somnolientos, espacios publicitarios eternos: la televisión del siglo XXI.
A pesar de todo, la política sigue siendo lo más aburrido que existe. Y lo más dañino y repugnante.
Escucho a Coldplay mientras me acuerdo de la cita de esta noche. Tampoco me olvido de los asuntos que tengo previstos para mañana. Vivo al día pero me adelanto al futuro.
Los nubarrones empiezan a gruñir y ahora el camino toma un ángulo pronunciado para seguir bajando hacia algún sitio que desconozco. Y bajo el árbol más solitario que existe está el banco donde no me senté nunca...

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