
La vida entera es una farsa. Cuando te das cuenta, querrías darte la vuelta o tirarte al abismo esperando que tus brazos puediesen convertirse en alas. Darse la vuelta es de cobardes. O al menos eso cuentan los sabios.
No me hagáis caso. Probablemente soy un psicópata, pero de los buenos, así que nadie tiene que preocuparse. Cuando lleguéis al final descubrirés que el carácter es el destino. Os lo juro.
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