jueves, 9 de julio de 2009

Equilibrios

Tal vez mi percepción ahora sea arriesgadamente sesgada y ese gran torrente de emociones desembocara en un mar vacío de vida. Sin embargo, y a pesar de que haya podido equivocarme, resultaría injusto reprocharme nada al respecto porque siempre hice lo posible para mantener el equilibrio. Por el contrario, alguien porfió en silencio y de un modo cruel y deleznable para que ese equilibrista cayera al vacío y negarlo sería una herejía con todas las de la ley. Eso es, al fin y al cabo, lo que nos diferencia después de todo: perdimos lo que habíamos ganado juntos pero mientras yo no lo merecí nunca, tú lo quisiste siempre. Llámale traición o engaño. Ambas me sirven pero vuelvo a repetir que no me merecía ninguna de las dos. Ni tampoco tu desprecio. Ni tus mentiras dañinas. Ni tu sucio recuerdo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario