domingo, 17 de enero de 2010

Antisistema

Resulta que aquellos que proclaman a los cuatro vientos su rechazo por los que representan al pueblo y por las medidas establecidas para el funcionamiento del mismo son, precisamente, los que intentan vivir del sistema. Toda ley tiene su trampa y toda esta escoria son los que se aprovechan de los que nos levantamos cada mañana para trabajar honradamente. Son los parásitos, los zánganos, los holgazanes que no quieren trabajar. Las calles están rebosantes de especímenes de este tipo. Sus críticas son como el humo del tren que se aleja, que sube y se pierde a medida que va alzándose. Son los antisistema, los que creen que el fruto cae sin árbol y que al árbol no le hace falta ni agua ni semilla para que crezca. No les gusta lo que hay pero tampoco proponen ninguna alternativa: ¡Que inventen ellos!. Es el único colectivo que adora la crisis. Todos los antisistema son el mal menor, la purria, la mancha, la vergüenza. Sólo se merecen mi más absoluto y respetuoso desprecio.

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