lunes, 30 de marzo de 2009

Presumir

La humildad es algo muy agradecido. De hecho, es una cualidad humana en serio peligro de extinción. Pero no hay que presumir de ser humilde aunque es mucho peor ponerte en el otro extremo y pecar de ambicioso o, sencillamente, ser un prepotente o un fantasma. A mí no me gusta presumir de nada. Tal vez pudiera hacerlo, como todo el mundo, en algún aspecto concreto pero no lo hago nunca. Y no es porque no sea un prepotente o un fantasma, sencillamente no me interesa que la gente sepa en que destaco o en que flojeo.
Está claro que vivimos en una sociedad tremendamente hipócrita y envidiosa, donde a las personas les falta tiempo para decirle a sus amigos e
l dinero que ganan, las mujeres o los hombres con los que se han acostado, lo bien que cocinan, el cochazo que tienen o la casa tan grande que se han comprado.
Algunos presumen hasta de lo que no tienen. Los que no pueden presumir de nada más son los que presumen de ser
buenas personas. Aunque seas un cero a la izquierda siempre podrás enorgullecerte de los vecinos o de los amigos que la suerte o el azar te han concedido. Lo peor de todo es cuando unos y otros se ponen moralistas. No hay nada más insoportable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario