
- Eres un hijo de puta, un cabronazo, un desgraciado...
- Ya...
- Cuando estoy a punto de ser feliz o cuando encuentro alguna cosa que me motive, me dices que no me conviene, que no lo haga porque voy a arrepentirme...
- Sí.
- Cuando decido no hacerlo, cuando decido quedarme como estoy, cuando opto, aún no sé por qué, por hacerte caso como siempre, te plantas frente a mí y me dices que lo tendría que haber hecho, que tendría que haber dado ese paso al frente...
- Sí.
- ¡Dime entonces por qué eres tan hijo de puta conmigo!
- No lo sé.
- ¡Vamos! ¡Dime por qué haces que me sienta tan mal siempre!
- Ahora sólo quiero besarte. Más tarde tal vez pueda contestarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario