sábado, 19 de diciembre de 2009

Cena de empresa

Anoche tuve cena de empresa. Fue muy bien, como pasa en casi todas las cenas. Me reencontré con viejos y no tan viejos ex-compañeros de mi antigua delegación y me lo pasé realmente bien.
La comida en estos casos es lo de menos: lo que importa son las risas, las anécdotas y el hecho de estar fuera del trabajo con la gente con la que compartes tu trabajo.

Además, la cena de ayer me ha servido para batir un nuevo récord a la hora de levantarme tarde: a las doce y media he abierto los ojos. Eso sí, a las cinco y media de la madrugada me metía en la cama.

Así que hoy, obviamente, no sirvo para mucho, como cada día después de haber salido la noche anterior. Quería haber ido al gimnasio o haber salido en
bicicleta pero entre unas cosas y otras me ha sido imposible. Lo que me conforta es que hoy no haré nada porque tengo excusa y que esa excusa ha merecido mucho la pena.

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