sábado, 14 de noviembre de 2009

Dulce néctar

Sentirte adentro, muy adentro, donde el cuerpo ya es espíritu y la sangre es un cauce que desemboca en un mar de estrellas. Saber que estamos unidos, que la distancia no es ausencia, que el presente es infinito si se mantiene la llama encendida. Levitar sin razón y de forma inconsciente mientras resuena tu voz a lo lejos. Tengo entre mis dedos tus espasmos. Aún sigues temblando. Me emborracho con tu dulce néctar. Así, transparentes, imprevisibles, libres del pasado y del futuro. Estás ahí aunque no pueda tocarte. Saber todo eso y reincidir, porque la felicidad es harto complicada pero es factible, porque tú existes y yo existo, ergo existimos. No es ningún sueño. Duermo contigo cuando duermo solo. Soy mejor si me abrazas. Sé todo eso y vuelvo a reincidir.

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