miércoles, 7 de abril de 2010

Suplicio

La vida desafortunada. El trinar de los pájaros y el florecer de la primavera. Puedo perderlo todo pero puedo ganar este vacío repleto de libertad inservible.
No existe la resurreción. Los ríos siempre tienen agua, siempre. Volverás a llorar porque siempre se acaba llorando. De hecho, el llanto es la prueba irrefutable de que los sentimientos existen. El resto es una farsa de cuidado.
No esperaré a que vuelvas porque me la trae al pairo. Prefiero estar solo y saborear este amargo dolor porque es mío y me pertenece. Tú sé feliz más allá de mí. El ego se rebela y lucha contracorriente, se adhiere al ancla del infame recuerdo.
Busco caminos para llegar al espíritu valiente, a lo inédito e inalcanzado a día de hoy. Cuando vuelvas sabré perdonarte, no te preocupes. Ahora déjame descansar del suplicio. Simulo que me he rendido definitivamente. Mañana os cegaré. Mañana seré el mejor.

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