
La luna llena de ayer me volvió a enjuagar el corazón. De vez en cuando hay que suicidar alguno de tus yos más oscuros para quedarte con tus yos más luminosos. Hay tanta gente dentro nuestro que, habitualmente, el jaleo es tremendamente insoportable.
La luna llena de ayer me volvió a enjuagar el corazón. Hoy me siento más ligero, más clarividente, más seguro. El viento siempre se lleva todas las cenizas.
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