miércoles, 7 de agosto de 2013

A punto para mi primer triatlón

Fue hace casi un mes. Un conocido se presentaba a un triatlón y fui a verlo. Me picó un poco el gusanillo porque es algo que siempre he querido probar pero a lo que jamás me había atrevido por varios motivos. El caso es que tras la insistencia de unos y de otros, me decidí.
Como la gran mayoría sabe, un triatlón consiste en nadar, ir en bicicleta y correr, por este orden. Entre la práctica de cada deporte existen las denominadas transiciones: del agua a la bici y de la bici a correr. Dependiendo de la categoría debes recorrer más o menos distancia en cada una de las disciplinas. 
Como le ocurre prácticamente a todos los triatletas, tengo mis puntos fuertes y mis puntos débiles. 
En lo que más flojeo, sin duda, es en la natación. Puedo asegurar que soy un pésimo nadador. Me ahogo, me canso, me aburro y lo paso realmente mal. Desde mi punto de vista, la natación es una disciplina que, contrariamente a las otras dos, requiere de mucha práctica para poder controlar infinidad de aspectos: respiración, postura de los trenes inferior y superior, posición de la cabeza, cadencia de brazada, agarre del agua... Y en un mes, obviamente, poco he podido hacer más que ver vídeos e ir a la playa a poner en práctica lo que he podido aprender. He podido completar la distancia cuando me lo he propuesto pero con mucha fatiga y desorientación al acabar. Para ello, además, he tenido que combinar distintos estilos de nado que me permitan combatir el cansancio y el agobio que me supone el agua y poder acabar lo más dignamente posible. Sufriré mucho, sin duda.
Mi gesto cambia bastante cuando me subo en una bicicleta. Llevo varios años saliendo regularmente y me he pegado auténticas palizas con frío, lluvia o pleno sol y, lo más importante, he aprendido a sufrir y a soportar el cansancio. Son muchos quilómetros y muchas horas, mayormente en soledad, que me han hecho ganar mucha resistencia física y mental. El ciclismo, pues, es lo que menos me preocupa y, por suerte para mí, es el sector que está en el centro de la prueba, con lo cual podré recuperarme del esfuerzo del agua y dosificar para la carrera a pie. 
Correr no es lo que más me gusta. Diría que soy un corredor del montón, de media tabla, sin más. Por suerte llevo acumulados bastantes quilómetros y no tendría que tener problemas para terminar. Debo decir que mi ritmo de minutos por quilómetro no sería muy boyante, más bien al contrario. Sin embargo, tengo cierta resistencia que me permite aguantar bastante tiempo al trote. Tampoco aspiro a una gran marca y menos aún tras la fatiga acumulada de los dos sectores precedentes. 
Podría decir que de las tres partes llevo una y media bien. Considero que es suficiente para afrontar mi primer triatlón. De hecho, mi único objetivo es acabarlo e intentar disfrutar al máximo de esta experiencia. El sábado, a eso de las nueve y media de la noche, habré salido de dudas.

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