jueves, 25 de febrero de 2010

El pito del sereno

A pesar del insomnio, de no medicarme, de superarme a diario, lo comprendo. No me indultes. Un cisne blanco, elegante, rodeado de patos embobados. Oveja negra. Cigüeñas que pasean por la ciudad. La altivez de quien se sabe superior. Acepto que puedas soñar un futuro sin soledad, un mañana repleto de abrazos, una mirada que te devuelva cada noche la esperanza. Todo el mundo lo hace. Hay sonrisas que matan, puñales como pétalos de rosa que atraviesan la piel. Sólo sirvo para pensar y para escribir. O haces el ridículo o das lástima. No me resigno a ser el pito del sereno. Tal vez sería bueno no disimular las debilidades. Pensar demasiado reseca el disfrute inmediato de la vida. Demasiado sentimiento también. Lo que nos hace humanos es aquello que nos hace infelices. No es un paradoja: es más bien una soberana putada. Let it be, let it be...

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