lunes, 23 de febrero de 2015

Ladridos en la noche

Lo que se planea mal suele no salir bien. Por eso, a veces uno no merece mucho más que nada y no le queda ni siquiera la excusa. Quizá pueda acusarse la desgana, el cansancio o la falta de concentración, que es una consecuencia directa de lo anterior. O puede ser peor y que sea el discurso lo que está gastado. Los gritos que se repiten tanto acaban siendo tenues ladridos que divagan en la noche. Lo malo es que se pueda seguir durmiendo pese a ellos. 


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