Por fin he podido catarte. Hoy era el día y yo, sinceramente, no podía esperar más tiempo. Dos horas y media encima tuyo, dándole a tus pedales. Espero que me disculpes por los charcos, por el barro y por los baches imprevistos. Cincuenta y cinco quilómetros acoplados el uno al otro, a una velocidad media de veintidós quilómetros por hora. Fíjate si hemos estado a gusto que hemos llegado a ir a cincuenta quilómetros por hora mientras bajábamos esa rampa. Y hasta nos hemos percatado de que, efectivamente, hoy no hay nada abierto en ningún sitio. Yo sí que he aprovechado el día de Navidad.Ellos siempre creyeron que yo podía llegar. Yo aún no he llegado pero sé que ellos siguen creyendo que puedo. Si no fuese así, yo no podría ni tan siquiera intentarlo.
viernes, 25 de diciembre de 2009
Ya era hora
Por fin he podido catarte. Hoy era el día y yo, sinceramente, no podía esperar más tiempo. Dos horas y media encima tuyo, dándole a tus pedales. Espero que me disculpes por los charcos, por el barro y por los baches imprevistos. Cincuenta y cinco quilómetros acoplados el uno al otro, a una velocidad media de veintidós quilómetros por hora. Fíjate si hemos estado a gusto que hemos llegado a ir a cincuenta quilómetros por hora mientras bajábamos esa rampa. Y hasta nos hemos percatado de que, efectivamente, hoy no hay nada abierto en ningún sitio. Yo sí que he aprovechado el día de Navidad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario