Por si no había suficientes problemas en España, ahora se ha sumado otro nuevo. De hecho, el caso de Aminatou Haidar lleva un mes removiéndose y es que esta activista pro-saharaui está en el aeropuerto de Lanzarote expulsada por las autoridades marroquíes, su país teórico de origen, tras llegar de Nueva York, ciudad a la que fue para recibir un premio debido reconocido proactivismo. Para desencallar la situación, el gobierno español le ofrecía hasta tres opciones: asilo político, solicitar un nuevo pasaporte o adquirir la nacionalidad española. Ella no acepta ninguna de las tres y encima tiene los arrestos para decir que no se está haciendo lo suficiente para solucionar su caso.
Numerosas personalidades la apoyan a diario en su patriotismo e incluso el Rey Don Juan Carlos se ha ofrecido para mediar e intentar hallar una solución, ya que ella se ha declarado en huelga de hambre y se mantiene con vida a merced de agua y azúcar.
Si obviamos, por un momento, que se trata de lucha por una causa más o menos justa, llegaremos a la conclusión de que todo este pasteleo es harto indignante. Con la cantidad de problemas que llevamos a cuestas, a mi juicio mucho más importantes, como la falta de trabajo, la inmigración o la vivienda, resulta que todo un país (dudo que a Marruecos le importe mucho) está pendiente de esta mujer. Los periódicos, los informativos, las radios y la gente de la calle no hacen más que hablar de esto.
Que actúen los que tienen que hacerlo y que se haga todo lo posible para que esta mujer deje de copar las portadas y las noticias. Me da igual si acepta cualquiera de las tres alternativas que le han dado o si coge un avión y se vuelve a Marruecos o si se hace una casa en medio del desierto del Sáraha o si se muere de hambre. No me importa en absoluto y menos aún cuando, como dije antes, considero que hay muchas más cosas prioritarias a tratar.
En el fondo, cualquier mártir sólo sirve para inspirar a los movimientos. En el aeropuerto de Lanzarote hay otro de ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario