Tras muchos intentos fallidos de conseguir formar un grupo lo más numeroso posible de gente, el pasado viernes 18 de abril, logramos, por fin, cumplir uno de los retos típicos de cualquier aficionado a la bicicleta de montaña de la zona: hacer la ruta Olot - Sant Feliu de Guíxols.
Dicha ruta consta de unos 100 quilómetros, la mayoría de los cuales son en ligero descenso y sin ningún tipo de dificultad técnica. La totalidad del recorrido transcurre por carriles bici y vías verdes, los cuales son, en su mayoría de tierra y de una anchura considerable.
A las 7 de la mañana subimos en coche hasta el punto de partida y sobre las 8:30 nos pusimos a rodar. La primera hora fue relativamente lenta debido a que la parte más dura está al principio, ya que los primeros 12 quilómetros son picando levemente hacia arriba, habiendo únicamente un par de rampas duras. A partir de aquí, todo bastante favorable, con muchos tramos llanos interminables.
Sobre la bicicleta estuvimos 4h 30' aunque tuvimos un percance (un compañero rompió la cadena) que nos hizo estar parados una media hora, aproximadamente, hasta que logramos repararla. También hay que tener en cuenta que nos paramos a mitad de camino a desayunar, cosa que alargó levemente la hora de llegada a casa.
Por la tarde, contrariamente a lo que pensaba antes de la ruta, no me encontraba muy cansado. Únicamente el típico cansancio de piernas pero nada más. Me alegré de no notarme fatigado puesto que el domingo tenía previsto participar en una marcha.
El sábado me levanté con un poco de agujetas, cosa que también imaginaba. Con el fin de moverme y activarme un poco, me fui a nadar a la piscina. Hice el entreno corto de la semana y nadé 1.500 metros. Creo que nadar me ayudó a recuperarme y, a pesar de notarme pesadez de piernas, me activé bastante de cara al domingo.
Podía elegir entre hacer la marcha de 7 o de 16 quilómetros y opté por hacer la larga. Tenía todo el tiempo del mundo y me pareció buena idea probarme en una carrera que supuse que me llevaría entre una hora y media y dos horas. Quería ver como me sentía y también quería correr por la montaña para entrenar subidas y bajadas porque no lo hago nunca y la mejor manera de hacerlo pensé que era apuntándome a una carrera.
El cielo pintaba mal y las previsiones apuntaban posibilidad de lluvia durante todo el día. Chispeó y llovió a ratos y la verdad es que lo agradecí. Soy de inviernos y me muevo mejor con frío y lluvia antes que con sol.
Los cuatro primeros quilómetros eran picando hacia arriba, con alguna subida importante. A partir del quilómetro 5, se separaban las dos marchas y justo en ese punto llegó una dificultad seria: una rampa interminable de 500 metros por un camino muy técnico (raíces, piedras, troncos y demás) y con una pendiente media de un 17%. Decidí dejar de correr y ponerme a caminar.
La otra dificultad importante estaba sobre el octavo quilómetro: una rampa de piedra viva y resbaladiza, con una longitud de 300 metros y con un 24% de inclinación que también hice caminando.
A partir de este punto, y durante unos tres quilómetros más, los caminos alternaban subidas y bajadas constantes en un rompepiernas considerable.
Cabe destacar que la última parte de la marcha, entorno a 3 o 4 quilómetros, discurría por una zona que se incendió hace pocas semanas. Algunos pudimos ver el auténtico destrozo que hizo el fuego. Estuve oliendo a ceniza durante un buen rato y me llevé a casa un poco de ella en los calcetines y las zapatillas. También llegué con las manos negras a la meta puesto que en algún momento tuve que agarrarme a algún árbol abrasado para ayudarme a trazar las sinuosas curvas mientras bajaba.
Lo cierto es que en prácticamente todo el recorrido mantuve un ritmo constante, excepto en dichas subidas, las cuales las hice caminando debido a su inclinación y a su dificultad técnica. En las bajadas me noté bien y pude acelerar bastante.
Llegué a la meta y pregunté a un hombre que hora era ya que no llevé reloj. Las 9:35. Había tardado una hora y treinta y cinco minutos. Creo honestamente que lo hice bastante bien para ser mi primera carrera de montaña.
Hoy, ya con piernas cansadas del trasiego de estos días, he hecho una salida en BTT muy suave. Han sido cerca de 45 quilómetros muy tranquilos bajo la lluvia.
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