Hoy era mejor quedarse en casa. Ha llovido durante todo el día y ahora parece que ha dejado de hacerlo definitivamente tras muchas cortinas de agua. Respiro hondo. No sé caminar con las manos en los bolsillos. Estoy demasiado tranquilo, repleto de una paz inusitada. Yo no haré huelga el próximo miércoles 29. Mi pueblo me gusta más de noche que de día. No tengo prisa para volver a casa.
Hace tiempo que no escribo en papel. La ventaja de hacerlo aquí es que puedo borrar y escribir y reescribir lo que me plazca. La gracia de hacerlo en papel es que, aunque lo borres o lo taches, siempre queda algún resquicio de lo que dijiste aunque luego lo quisieras borrar. Si lo pensaste y lo escribiste fue por algo, seguro.
El aire ahora es viento, un suave bálsamo delicioso que remueve las brancas secas de los árboles. La noche está a punto de arroparnos. Déjame estar conmigo esta tarde. La soledad puede ser muy destructiva y más dulce que la miel y el amor puede ser muy adictivo y también muy repugnante. Hallar la equidistancia es el secreto.
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