martes, 13 de abril de 2010

Calma

Me gusta ver como se va la tarde. Los sembrados verdes, los almendros que florecen, los ríos que viven a merced del deshielo. Todo ello conforma un paisaje fantástico. Ya no hay tensión porque me he dejado llevar, porque he admitido que no puedo luchar contra todo, que es mejor aceptar lo que viene a pesar de que, a veces, no me parezca bien. Alguien sabe lo que nos conviene. Dejo de buscar la respuesta a los enigmas que no comprendo. Debo ser dócil con el destino. La libertad, en el fondo, es un misterio, igual que el amor. Ambos, que quede claro, son totalmente compatibles. Quiero y amo siendo totalmente libre. Ya no espero. El mañana no me preocupa. Pase lo que pase, intentaré que no me afecte nada. Hay algo que se mueve en el interior. Hay una calma absoluta.

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