martes, 11 de agosto de 2009

No lamentarse

No hay que abrir ninguna puerta más si al otro lado del pasillo sólo moran esperanzas insulsas, sueños malditos como arbustos mustios y mohínos, reliquias de la verdad incauta que un día fue estímulo de tus pasos.
No hay que abrir más el corazón si en el reverso del amor sólo habitan sombras, caminos borrados por la niebla, ruinas de ilusiones, despojos extraviados.

Permanecer en el punto exacto donde se mezclan la ficción y la decepción. No lamentarse.

Vivir como si todo fuese aparente y frágil, como si todo lo que hacemos fuese un casillo de arena con la marea baja, como si no existiese el mañana, como si la vida fuese un préstamo a corto plazo que no podemos devolver.

No, no hace falta abrir ninguna puerta más. Sólo con poder respirar hay más que suficiente.

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