Vaya por delante que no es por envidia ni por nada que se le asemeje porque podría comprarme todos los que me diera la santa gana. También quiero dejar claro que no soy partidario de las modas y mucho menos de aquellas que llegan a ser nocivas y tremendamente cansinas, como es el caso. Llego a comprender a los garrulos esnobizados y, en su defecto y para no ser menos, a los fardones que fardan por fardar, a pesar de la vergüenza ajena que me producen todos y cada uno de ellos. Incluso soy consciente que la manada es ciega y terca por naturaleza, a pesar de que se empeñe en negarlo y se den la vuelta entre medio ofendidos y medio gallardos, usando la última aplicación de su teléfono computadorizado o de su ordenador telefónico, como más se prefiera.
El problema es que no entiendo como alguien puede querer un teléfono que dispare balas de mentira, que simule un tubo de cerveza o que permita tener programas que te permitan editar las fotografías y hacerlas, teóricamente, más graciosas entre otras muchas chorradas que he ido viendo durante las últimas semanas. Considero, fíjate tú, hasta una falta de respeto el hecho de estar en una cena y que todo el mundo empiece a sacar su arma de destrucción masiva y empiece a hacer el pamplinas. Quien dice en una cena dice en plena calle o en el trabajo o en cualquier ámbito donde se prime más lo que tengo que lo que soy. Imagino que algo debe tener gastarte un dineral en un teléfono que, curiosamente, no sirve sólo para llamar y enviar mensajes pero, sinceramente, no logro hallar el motivo. Pásame el programa que tienes para desnudar a la gente, si yo te lo paso tú tienes que bajarte este juego que anda que no mola, espera que ahora me habla no sé quien que también está hablando con el otro. Gente totalmente anulada, muerta y enterrada por su fantástica herramienta, que viven por y para teclear y sonreir gilipollísticamente mientras miran la pantalla de su presunto tesoro. Supongo que eso te sucede cuando no tienes otra cosa que hacer y prefieres vivir para tu querido amig@. Voy a permitirme el lujo de recomendaros que os marchéis al planeta de Iphone o al de Blackberry porque sé que allí estaréis mejor, mucho mejor. Y los que no soportamos a toda esta gente tan idiota, más. No sabéis cuanto.
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