Existe un destino. En el silencio espeso de la madrugada, cuando coinciden los que van con los que vuelven, entre la resaca del alcohol y las sábanas, abro los ojos. No tengo sueño. No sé que hago despierto. No busco nada concreto y tampoco hallo nada fuera de lo común. Todas las pistas apuntan hacia un mismo objetivo. Señales extrañas que frecuentemente irrumpen de golpe fuera de cualquier lógica natural y humana. Cada biografia es un mapa. En el silencio espeso de la madrugada comprendo que, por encima de mis deseos y de mi voluntad, hay un guión que yo no he escrito. Existe un destino.
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